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Informe anual 2020

A pesar de la preocupante evolución de la pandemia y de los confinamientos y las restricciones temporales, algunas de nuestras actividades siguieron su curso normal, mientras que en otras áreas tuvimos que responder a las exigencias del momento.

En lo referente al primer grupo cabe mencionar el Hospital para Enfermos Crónicos en Tepexpan, donde nuevamente prestamos apoyos diversos, como por ej. la reparación de sillas de rueda convencionales, aparte de la donación de sillas de rueda especiales, con respaldo extendido y abatible. Gracias a nuestros contactos con Master 95, otra organización filantrópica logramos que algunas de las camillas para el baño, que se encontraban en un estado deplorable, fueran sustituidas por 3 nuevas, a las que les habrán de seguir otras 9. Lamentablemente estos importantes elementos auxiliares fueron suministrados con ruedas demasiado pequeñas, que afectaban seriamente su estabilidad, por lo que tuvimos que hacernos cargo del recambio de las ruedas correspondiente.

En el marco de nuestra cooperación con las Hermanas de San Vicente de Paúl, aparte de un apoyo para la casa provincial en la Ciudad de México, volvimos a enviar un donativo para la compra de semillas a las Sores que trabajan en lo más remoto de la Sierra Tarahumara. En las fotos se puede apreciar el resultado que muestran orgullosos los campesinos beneficiados.

Omar, el joven mazahua con discapacidad, a quien tratamos de preparar para una vida activa y lo más normal posible, se vio bastante afectado por la interrupción de sus clases presenciales de secundaria y la pérdida de la estimulante presencia de sus compañeros. Por el otro lado, pudo continuar su tratamiento fisioterapéutico con dos sesiones semanales con su doctora sin interrupción, no obstante lo cual sentimos que la pandemia inevitablemente significa un retraso en el camino hacia la meta ansiada.

Entre las actividades motivadas por la pandemia cabe mencionar el apoyo financiero otorgado a un enfermo para la adquisición de un tanque de oxígeno así como la compra de cubrebocas para dos hospitales.

Totalmente desesperados a consecuencia de la paralización total del turismo, una familia de tejedores de Teotitlán del Valle, Oaxaca, que conocemos desde hace muchos años, nos solicitó un préstamo de emergencia, el cual ya ha comenzado a devolver. Una joven estudiante, miembro de la familia, que nosotros apoyamos con una pequeña contribución para gastos de colegiatura y transporte, puso en práctica con notable habilidad nuestra propuesta de elaborar un catálogo de sus productos, el cual nosotros nos encargamos de circular por correo electrónico, logrando así que se fincaran varios pedidos.

Estas fueron, a grandes rasgos, nuestras actividades en este azaroso año 2020.

Informe anual 2019

Una vez más se acerca el fin de un año y con ello el momento para pasar revista las actividades de los doce meses pasados. En general, el año 2019  transcurrió de la manera  acostumbrada, con visitas en el Hospital para Enfermos Crónicos en Tepexpan, donde organizamos y financiamos el mantenimiento y la reparación de sillas de rueda,  la adquisición de medicamentos y la entrega de colchones especiales y Aquagel contra escaras, así como la compra de un colchón nuevo para la mesa de fisioterapia. Entre las necesidades recientes destacan  varias sillas de ruedas especiales  con respaldo alto con un valor total de 4000 EUR.

A las sores vicentinas que trabajan en lugares remotos de la Sierra Tarahumara en Chihuahua, atendiendo a la población indígena de muy bajos recursos, les enviamos  donativos en especie así como dinero para la compra de semillas y leche en polvo y tela polar para confeccionar  ropa de abrigo para los niños. 

En Oaxaca apoyamos a una estudiante brillante de una comunidad indígena, con una pequeña contribución mensual para su colegiatura.  

Con otra contribución pecuniaria le ayudamos a un hombre joven que perdió una pierna debido a un accidente de trabajo. Con este apoyo pudo adquirir una prótesis que le permite trabajar como albañil y ganar el sustento para su familia. 

Finalmente cabe mencionar nuestras actividades en el pueblo mazahua de San Antonio de las Huertas. Allí estuvimos apoyando desde hace algún tiempo a una señora que perdió la vista debido a la diabetes y que gracias a un tratamiento especial al menos logra percibir sombras. 

Sin embargo, el aspecto central en este pueblo lo constituye el joven Omar, de quien nos hemos estado ocupando desde hace ya 12 años. En este lapso se ha convertido en un adulto joven, ansioso de aprovechar cuanta oportunidad de aprendizaje encuentra, y con un talante amable y positivo, pese a los problemas que le causa su discapacidad.  Debido a un ambiente hostil  y la falta total de oportunidades que marcaría  su futuro en el pueblo, decidimos traerlo a la capital con miras a ofrecerle la posibilidad de completar su educación y capacitarse para una vida laboral digna y autónoma.  Un primer paso importante en esta dirección fue una intervención quirúrgica que, al aflojar sus tendones y reducir la contractura causada  por su enfermedad congénita, permite una mayor movilidad de sus articulaciones. Sin embargo, la cirugía requiere como complemento insustituible un largo proceso de medicina física para la rehabilitación y un esfuerzo asiduo de parte del propio joven. Gracias a ello, en octubre, en su cumpleaños número 19, logró dar los primeros pequeños pasos con férulas en ambas piernas y apoyado en dos muletas. Mientras tanto ha avanzado considerablemente en este proceso, cuyo objetivo final es que ya no dependa de la silla de ruedas para movilizarse. Además, en el interín hemos podido encontrar una institución en la que puede cursar de manera comprimida la secundaria y posiblemente también la preparatoria. El entusiasmo con el cual se dedica a sus ejercicios y la curiosidad con que asume todo lo nuevo son buenos augurios para el éxito de nuestros esfuerzos por abrirle el camino a un futuro digno e independiente.

Todas estas actividades no hubieran sido posibles sin el generoso apoyo de nuestras donadoras, por lo que no queremos concluir el año sin agradecer de todo corazón a todas y cada unade ellas, a la vez que les deseamos un año nuevo con mucha salud y todo tipo de satisfacciones.

Informe anual 2018

Durante el año pasado nuestras actividades inevitablemente se vieron constreñidas por las limitaciones de nuestros recursos tanto financieros como personales, reduciéndose básicamente a apoyos en el rubro de salud.

Como de costumbre, visitamos varias veces a nuestros amigos con discapacidad alojados en el hospital de Tepexpan, a donde llevamos colchones y cojines antiescaras, así como diversas medicinas, y nos ocupamos de la reparación de algunas sillas de ruedas. Afortunadamente, desde hace algún tiempo en Tepexpan en muchos aspectos contamos con el apoyo eficiente de nuestro estupendo colaborador voluntario, Don Enrique Vieyra y su esposa, Doña Juanita.

También a San Antonio de las Huertas se hicieron varios viajes. Allí todavía tratamos de apoyar al joven Omar (que mientras tanto ya es mayor de edad), aunque lamentablemente la falta de cooperación de la familia a menudo nos causa enorme frustración. Además de Omar y de algunas bordadoras mazahuas apoyamos a una mujer que ha perdido la vista a consecuencia de la diabetes y que gracias a un tratamiento especial, ahora percibe al menos una vagas sombras.

En la Sierra Tarahumara en el Estado de Chihuahua seguimos cooperando con las Hermanas Vicentinas en el proyecto de Corre Coyote. Para los meses de invierno, que allí suelen ser particularmente fríos, enviamos tela polar que las mujeres del lugar usaron para confeccionar ropa de abrigo para los niños. Por lo demás, apoyamos la compra de leche en polvo, así como de semillas, que durante el año pasado les permitieron recoger una buena cosecha.

En el sur del país seguimos apoyando un hospital de Juchitán, Chiapas, severamente afectado por los sismos de 2017.

Para una niña con quiste tirogloso aportamos una parte del costo de la cirugía. Además apoyamos a una pequeña con parálisis cerebral en la adquisición de diversos elementos que le permiten adquirir una mayor movilidad, y para un niño con discapacidad hemos encargado una silla de ruedas adecuada a sus necesidades, para la cual la familia sólo tendrá que desembolsar una parte mínima del costo.

Para uno de nuestros amigos adultos con discapacidad, mandamos construir una rampa que le permite subir con su silla de ruedas a la camioneta de su vecino y aprovechar así la buena disposición del vecino de ayudarle transportándolo.

Con especial alegría asistimos este año al acto de graduación como Licenciada en Enfermería de la estudiante que habíamos apoyado en los años pasados con un subsidio para la colegiatura y los gastos de transporte.