A pesar de la preocupante evolución de la pandemia y de los confinamientos y las restricciones temporales, algunas de nuestras actividades siguieron su curso normal, mientras que en otras áreas tuvimos que responder a las exigencias del momento.
En lo referente al primer grupo cabe mencionar el Hospital para Enfermos Crónicos en Tepexpan, donde nuevamente prestamos apoyos diversos, como por ej. la reparación de sillas de rueda convencionales, aparte de la donación de sillas de rueda especiales, con respaldo extendido y abatible. Gracias a nuestros contactos con Master 95, otra organización filantrópica logramos que algunas de las camillas para el baño, que se encontraban en un estado deplorable, fueran sustituidas por 3 nuevas, a las que les habrán de seguir otras 9. Lamentablemente estos importantes elementos auxiliares fueron suministrados con ruedas demasiado pequeñas, que afectaban seriamente su estabilidad, por lo que tuvimos que hacernos cargo del recambio de las ruedas correspondiente.
En el marco de nuestra cooperación con las Hermanas de San Vicente de Paúl, aparte de un apoyo para la casa provincial en la Ciudad de México, volvimos a enviar un donativo para la compra de semillas a las Sores que trabajan en lo más remoto de la Sierra Tarahumara. En las fotos se puede apreciar el resultado que muestran orgullosos los campesinos beneficiados.
Omar, el joven mazahua con discapacidad, a quien tratamos de preparar para una vida activa y lo más normal posible, se vio bastante afectado por la interrupción de sus clases presenciales de secundaria y la pérdida de la estimulante presencia de sus compañeros. Por el otro lado, pudo continuar su tratamiento fisioterapéutico con dos sesiones semanales con su doctora sin interrupción, no obstante lo cual sentimos que la pandemia inevitablemente significa un retraso en el camino hacia la meta ansiada.
Entre las actividades motivadas por la pandemia cabe mencionar el apoyo financiero otorgado a un enfermo para la adquisición de un tanque de oxígeno así como la compra de cubrebocas para dos hospitales.
Totalmente desesperados a consecuencia de la paralización total del turismo, una familia de tejedores de Teotitlán del Valle, Oaxaca, que conocemos desde hace muchos años, nos solicitó un préstamo de emergencia, el cual ya ha comenzado a devolver. Una joven estudiante, miembro de la familia, que nosotros apoyamos con una pequeña contribución para gastos de colegiatura y transporte, puso en práctica con notable habilidad nuestra propuesta de elaborar un catálogo de sus productos, el cual nosotros nos encargamos de circular por correo electrónico, logrando así que se fincaran varios pedidos.
Estas fueron, a grandes rasgos, nuestras actividades en este azaroso año 2020.