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Informe anual 2019

Una vez más se acerca el fin de un año y con ello el momento para pasar revista las actividades de los doce meses pasados. En general, el año 2019  transcurrió de la manera  acostumbrada, con visitas en el Hospital para Enfermos Crónicos en Tepexpan, donde organizamos y financiamos el mantenimiento y la reparación de sillas de rueda,  la adquisición de medicamentos y la entrega de colchones especiales y Aquagel contra escaras, así como la compra de un colchón nuevo para la mesa de fisioterapia. Entre las necesidades recientes destacan  varias sillas de ruedas especiales  con respaldo alto con un valor total de 4000 EUR.

A las sores vicentinas que trabajan en lugares remotos de la Sierra Tarahumara en Chihuahua, atendiendo a la población indígena de muy bajos recursos, les enviamos  donativos en especie así como dinero para la compra de semillas y leche en polvo y tela polar para confeccionar  ropa de abrigo para los niños. 

En Oaxaca apoyamos a una estudiante brillante de una comunidad indígena, con una pequeña contribución mensual para su colegiatura.  

Con otra contribución pecuniaria le ayudamos a un hombre joven que perdió una pierna debido a un accidente de trabajo. Con este apoyo pudo adquirir una prótesis que le permite trabajar como albañil y ganar el sustento para su familia. 

Finalmente cabe mencionar nuestras actividades en el pueblo mazahua de San Antonio de las Huertas. Allí estuvimos apoyando desde hace algún tiempo a una señora que perdió la vista debido a la diabetes y que gracias a un tratamiento especial al menos logra percibir sombras. 

Sin embargo, el aspecto central en este pueblo lo constituye el joven Omar, de quien nos hemos estado ocupando desde hace ya 12 años. En este lapso se ha convertido en un adulto joven, ansioso de aprovechar cuanta oportunidad de aprendizaje encuentra, y con un talante amable y positivo, pese a los problemas que le causa su discapacidad.  Debido a un ambiente hostil  y la falta total de oportunidades que marcaría  su futuro en el pueblo, decidimos traerlo a la capital con miras a ofrecerle la posibilidad de completar su educación y capacitarse para una vida laboral digna y autónoma.  Un primer paso importante en esta dirección fue una intervención quirúrgica que, al aflojar sus tendones y reducir la contractura causada  por su enfermedad congénita, permite una mayor movilidad de sus articulaciones. Sin embargo, la cirugía requiere como complemento insustituible un largo proceso de medicina física para la rehabilitación y un esfuerzo asiduo de parte del propio joven. Gracias a ello, en octubre, en su cumpleaños número 19, logró dar los primeros pequeños pasos con férulas en ambas piernas y apoyado en dos muletas. Mientras tanto ha avanzado considerablemente en este proceso, cuyo objetivo final es que ya no dependa de la silla de ruedas para movilizarse. Además, en el interín hemos podido encontrar una institución en la que puede cursar de manera comprimida la secundaria y posiblemente también la preparatoria. El entusiasmo con el cual se dedica a sus ejercicios y la curiosidad con que asume todo lo nuevo son buenos augurios para el éxito de nuestros esfuerzos por abrirle el camino a un futuro digno e independiente.

Todas estas actividades no hubieran sido posibles sin el generoso apoyo de nuestras donadoras, por lo que no queremos concluir el año sin agradecer de todo corazón a todas y cada unade ellas, a la vez que les deseamos un año nuevo con mucha salud y todo tipo de satisfacciones.

Informe anual 2018

Durante el año pasado nuestras actividades inevitablemente se vieron constreñidas por las limitaciones de nuestros recursos tanto financieros como personales, reduciéndose básicamente a apoyos en el rubro de salud.

Como de costumbre, visitamos varias veces a nuestros amigos con discapacidad alojados en el hospital de Tepexpan, a donde llevamos colchones y cojines antiescaras, así como diversas medicinas, y nos ocupamos de la reparación de algunas sillas de ruedas. Afortunadamente, desde hace algún tiempo en Tepexpan en muchos aspectos contamos con el apoyo eficiente de nuestro estupendo colaborador voluntario, Don Enrique Vieyra y su esposa, Doña Juanita.

También a San Antonio de las Huertas se hicieron varios viajes. Allí todavía tratamos de apoyar al joven Omar (que mientras tanto ya es mayor de edad), aunque lamentablemente la falta de cooperación de la familia a menudo nos causa enorme frustración. Además de Omar y de algunas bordadoras mazahuas apoyamos a una mujer que ha perdido la vista a consecuencia de la diabetes y que gracias a un tratamiento especial, ahora percibe al menos una vagas sombras.

En la Sierra Tarahumara en el Estado de Chihuahua seguimos cooperando con las Hermanas Vicentinas en el proyecto de Corre Coyote. Para los meses de invierno, que allí suelen ser particularmente fríos, enviamos tela polar que las mujeres del lugar usaron para confeccionar ropa de abrigo para los niños. Por lo demás, apoyamos la compra de leche en polvo, así como de semillas, que durante el año pasado les permitieron recoger una buena cosecha.

En el sur del país seguimos apoyando un hospital de Juchitán, Chiapas, severamente afectado por los sismos de 2017.

Para una niña con quiste tirogloso aportamos una parte del costo de la cirugía. Además apoyamos a una pequeña con parálisis cerebral en la adquisición de diversos elementos que le permiten adquirir una mayor movilidad, y para un niño con discapacidad hemos encargado una silla de ruedas adecuada a sus necesidades, para la cual la familia sólo tendrá que desembolsar una parte mínima del costo.

Para uno de nuestros amigos adultos con discapacidad, mandamos construir una rampa que le permite subir con su silla de ruedas a la camioneta de su vecino y aprovechar así la buena disposición del vecino de ayudarle transportándolo.

Con especial alegría asistimos este año al acto de graduación como Licenciada en Enfermería de la estudiante que habíamos apoyado en los años pasados con un subsidio para la colegiatura y los gastos de transporte.

Informe anual 2017

Debido, por un lado, a nuestra precaria situación financiera, y por el otro, a problemas familiares y de salud de vario integrantes de nuestro pequeño equipo, nuestras actividades del año 2017 transcurrieron, durante los primeros siete meses, en un marco muy modesto, limitándose a medidas menores, como ayudas para la adquisición de medicamentos, donación de colchones y cojines especiales contra escaras para el Hospital de Tepexpan, reparación de sillas de rueda eléctricas y apoyo para la estudiante de enfermería Rocío, quien mientras tanto ha concluido sus estudios con resultado excelente.

Pero después de esta fase de escasa actividad, el mes de agosto nos trajo la gratísima sorpresa de un generoso donativo de la Fundación Pro-Interplast de Seligenstadt, [gracias a la mediación de nuestro viejo amigo y bienhechor, Señor Kühner,] que nos puso en condiciones de prestar valiosa ayuda a un considerable número de personas. En el Hospital de Enfermos Crónicos de Tepexpan, que desde nuestros inicios es uno de los focos principales de nuestra actividad, pudimos facilitarles medicamentos a varias personas con discapacidad, pagar una prótesis de cadera, así como de tratamientos dentales y de aparatos auditivos para una persona con graves problemas de audición, aparte de los siempre tan necesarios colchones y cojines anti-escaras.
En el marco de nuestro proyecto Corre Coyote pudimos enviar tela polar para la confección de ropa de abrigo aparte de otros materiales necesarios a esta remota región de la Sierra Tarahumara,-donde la estación invernal suele hacer serios estragos.
Además compramos varias sillas de ruedas manuales, sillas cómodo, colchones especiales y auxiliares auditivos para diferentes personas necesitadas y apoyamos a una mujer indígena de la selva Lacandona, que tiene que venir varias veces al año a la capital, para tratamiento médico y pudimos financiar una prótesis de pierna para un joven padre de familia.

Sin embargo, la mayor satisfacción nos dio el hecho, de que gracias a este donativo no sólo le pudimos financiar nuevos medicamentos, visitas médicas y sesiones de fisioterapia y renovar los aparatos ortopédicos que le habían quedado chicos a Omar, el muchacho Mazahua con mielomelingocele, nuestro protegido especial desde hace más de diez años. Desde que al término de la escuela primaria había tenido que regresar a su pueblo, nuestra mayor preocupación había sido que el muchacho, deseoso de leer y aprender, no podía asistir a la escuela secundaria, porque el camino de tierra que lleva a la misma, es tan accidentado que resulta imposible transitarlo en silla de ruedas. Ahora finalmente pudimos encargar una silla eléctrica robusta, para todo terreno, hecha a su medida, en un pequeño taller artesanal, dirigido por un ingeniero que es, él mismo, una persona con discapacidad. Esperamos que con este vehículo pueda concluir, aunque sea tarde, sus estudios de secundaria y desarrollar cierta autonomía, ya que dentro de unos meses cumple 18 años.

Algunos de nuestros amigos y bienhechores nos han hecho llegar donativos para los damnificados del terremoto. Estos recursos los hemos empleado básicamente para material de construcción en el Estado de Morelos y para material médico para el Hospital Macedonio Benitez Fuentes en Juchitán, Oaxaca. Hasta enero de 2018, dicho hospital estuvo alojado bajo lonas en la cancha de fútbol del pueblo. Ahora se pudo trasladar a un alojamiento provisional en lo que fue alguna vez un centro cultural, junto a la central de bomberos. Allí les sigue faltando todo tipo de material, desde batas para los médicos y ropa estéril para el quirófano hasta tiras para medir el nivel de glucosa en sangre y colchones especiales. Desgraciadamente los años no pasan en vano y así es que nos hemos visto obligadas en algunas ocasiones a reducir el ritmo de nuestras actividades. Pero el segundo semestre de 2017 nos ha dado nuevas energías y un importante impulso, por lo que agradecemos de todo corazón a nuestros amables donadores, también en nombre de los diversos beneficiarios.